Friday, July 16, 2010

Dícese de Una Historia *

Había una vez… una tumba
en medio de un cementerio abandonado.
Un poco mas atrás?
Ok.

Había una vez… un hombre viejo,
que recordaba su infancia mientras leía cuentos olvidados.
Todavía no?
Listo.

Había una vez… un hombre joven
que miraba el mundo para afuera desde la ventana de su oficina.
Mmmm… No pero así no sale bien la historia.
Tiene que quedar bien contada.

Damas Y Caballeros les presento la madre de todas las historias de "había una vez".

Había una vez.. Un feto.
Un feto casi sin forma que llegaría, por cosas del destino, a convertirse en bebé.
Bebé cuyo nombre sonaba como Ramón, Felipe y Santiago pero un poco menos común.
Fue bautizado, examinado y marcado como miembro de la sociedad.
A la temprana edad de cuatro años y seis meses, recibió un regalo que cambiaria su vida.
Una libreta y un crayón azul.
Debido a su fracaso como artista,
Su falta de coordinación mano-ojo,
Y su pulso descontrolado,
este cambio de vida fue simple:
La realización que no tenia nada en especial.
Era uno mas de la manada.

Pero no desamparen mis queridos oyentes,
Los cambios de vida no son tan únicos como quisieran creer
A los ocho años, dos meses y mas o menos veinte días, este niño recordaría su previo fracaso.
Fracaso el cual lo llevaría a preguntarse,
Si el era un humano más,
Que era un humano?

Así que como cualquier otro niño de ocho años, recurrió al Diccionario de la Real Academia Española
Donde encontró su uso como adjetivo tres veces,
Pero como sujeto solo una vez,
Bajo la siguiente definición:

"Humano: 4. Ser humano."

Nuestro protagonista encontró esta definición vaga, estúpida y redundante
Y comenzó su cambio de vida volviendo a esa libreta olvidada y su crayón azul.
Después de mirar sus obras de arte defectuosas, paso a una pagina nueva y escribió:

"Humano: Dícese del animal que se enamora, se ríe y se pregunta si es, o no es, lo que es.
Véase también: Masoquista, Genio, Bruto y Tarado."

Y con esta definición quedo satisfecho por el momento, guardo su cuaderno y salió al patio a montar en bicicleta, ver si se enamoraba, se reía y preguntarse si seguía siendo un niño o si era ya preadolescente.

Poco a poco, este cuaderno se fue llenando de definiciones absurdas que coleccionaba,
Claro, ninguna tan absurda como las que le entregaba el diccionario.

"Vida: Dícese de la pelea eterna entre el hombre y el mundo para conseguir la mayor cantidad de felicidad posible.
Véase: Sueño."

"Nube: Dícese del conjunto de sueños que salen por la oreja al dormir.
(Estos sueños son muy sensibles a la temperatura, por lo cual se juntan cuando hace frio, comparten calor)"

"Aburrimiento: Dícese del estado en el cual no se encuentra razón para quejarse,
(que por lo tanto requiere inventar una razón para la queja.)"

Y claro mi favorita:

"Cuento: Dícese de la historia que puede o no ser inventada y puede, o no, entretener a una audiencia de una, o más, personas.
(Las historias comienzan por donde terminan, y tratan sobre la vida, a veces dándole un consejo al oyente o lector.)

Ejemplo:

Había una vez un hombre joven
que miraba el mundo para afuera desde la ventana de su oficina
y era feliz.
Definía todo lo que veía en sus propios términos, y le sacaba jugo a cada definición.

Había una vez un hombre viejo,
que recordaba su infancia mientras leía cuentos olvidados en un cuaderno escrito en crayón azul.
Este hombre se reía de sus definiciones infantiles
Pero se maravillaba por la veracidad que tenían.

Había una vez una tumba
en medio de un cementerio abandonado.
Con una inscripción que leía,

"Feliz: Dícese del humano que se enamora, se ríe, y se da cuenta que es lo que quiera ser, y si no es,
a quien le importa.""

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